Son los clientes como Alexander los que hacen que surjan proyectos especiales, los que hacen que tengamos flechazos instantáneos en cuanto nos llega su propuesta, los que se enamoran de una idea y nos hacen enamorarnos a nosotros también. Porque al final todo trata de eso, de pasión por lo que hacemos. De amor.

Clientes con los que compartimos una misma línea de pensamiento, una misma visión de futuro, con los que todo fluye y al final pasan de ser clientes a ser amigos, casi familia.
Alexander forma ya parte de esta pequeña gran familia que es Cafe Racer Dreams y es que se lo ha ganado a pulso con tres motos CRD en su haber, una cuarta gestandose en el taller de sueños y una quinta gestandose ya en su mente.
Porque su mente, como la nuestra, no para. Nunca deja de pensar y de caer rendido con las creaciones de CRD ante las que sufre auténticos flechazos.
Y es que la historia de la  CRD58, es la historia de un flechazo, un flechazo que llegó primero al corazón de Alexander y que enseguida consiguió contagiar el nuestro. Desde la moto base, al primer dibujo en papel que reina orgulloso en su escritorio casi un año después de idearlo entre risas y emociones por hacer algo nuevo. Algo llamativo, algo único.
No es casualidad que la CRD58 haya sido una de las motos más compartidas, comentadas y aclamadas. Será su por su silueta innovadora, su guiño a los colores clásicos o porque es un reflejo de un sueño hecho realidad. El sueño de Alex que una vez mas hemos tenido el honor de cumplir.